UN
PROYECTO FALLIDO DE LOS TALLERES DE ARTE EN MÁLAGA
EL TRONO PROCESIONAL PARA LA VIRGEN DE
LOS DOLORES
A FAILED PROJECT BY TALLERES DE ARTE IN MALAGA
THE PROCESSIONAL THRONE FOR THE VIRGEN DE LOS DOLORES
María
del Pilar Díaz Ocejo (Investigadora independiente)
Recibido: 7 de diciembre de 2024 /
Aceptado: 31 de marzo de 2025
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Resumen:
Durante
el proceso de investigación que desde hace años hemos realizado sobre el
patrimonio histórico artístico de la archicofradía de la Expiración de Málaga,
encontramos casualmente el dibujo de un trono de Virgen en uno de los catálogos
de los Talleres de Arte Granda disponibles
en su página web. Algunos de los enseres del cortejo procesional incluidos
llamaron nuestra atención al encontrar grandes similitudes con los que la
corporación poseía. Conocedoras del intento de la entonces cofradía de encargar
un trono procesional para su titular mariana, nos pusimos en contacto con la
anterior archivera de la desaparecida Fundación Félix Granda, Emilia González
Martín del Río, quien nos confirmó que en el dibujo original aparecían la
datación y el destino del mencionado diseño. El trabajo de campo llevado a cabo
con anterioridad, respaldado por la documentación conservada, confirma su
datación y nos ayuda a contextualizar el encargo, finalmente no ejecutado. En
el presente artículo estudiaremos este proyecto para la Dolorosa, fechado en
1943, del que se tenía noticia a través de la correspondencia conservada en el
archivo de la actual archicofradía y que ampliaremos gracias a otros dos
bocetos enviados por las responsables de los fondos documentales custodiados en
la sede de los Talleres de Arte Granda. El hallazgo y estudio de estos diseños
supone una nueva aportación al conocimiento del proceso de trabajo de la
empresa y amplía el catálogo de las escasas piezas dedicadas a la procesión de
imágenes marianas.
Palabras
clave: Patrimonio; arte religioso; siglo XX; dibujo; Málaga
Abstract: During the
research process that we have been carrying out for years on the historical and
artistic heritage of the Archconfraternity of the Expiración
of Malaga, we came across a drawing of a throne of the Virgin in one of the
catalogues of the Talleres de Arte Granda available on their website. Some of
the processional belongings included caught our attention as we found great
similarities with those owned by the corporation. As we were aware of the
attempt by the brotherhood at the time to commission a processional throne for
its patron saint, we contacted the former archivist of the now defunct Félix
Granda Foundation, Emilia González Martín del Río, who confirmed that the
original drawing showed the date and destination of the design. The fieldwork
carried out previously, backed up by the preserved documentation, confirms the
dating of the project and helps us to contextualise
the commission, which in the end was not carried out. In this article we will
study this project for the Sorrowful Virgin, dated 1943, which was known about
through correspondence kept in the archives of the current archconfraternity
and which we will expand on thanks to two other sketches sent by those
responsible for the documentary collections kept at the headquarters of the
Talleres de Arte Granda. The discovery and study of the sketches represents a
new contribution to the knowledge of the company's working process and expands
the catalogue of the few pieces dedicated to the procession of Marian images.
Keywords: Cultural heritage; Religious art; 20th Century;
Drawing; Malaga;
Cómo citar este
artículo:
Díaz
Ocejo. M. del P. (2025).
Un proyecto fallido de los Talleres de Arte en Málaga. El trono
procesional para la Virgen de los Dolores. Revista
Eviterna, (17), 1-19 / https://doi.org/10.24310/re.17.2025.20947
1. Introducción
Los Talleres de Arte fueron fundados
por el sacerdote asturiano Félix Granda y Buylla
(Pola de Lena, 1868-Madrid, 1954) en 1891 con la finalidad de satisfacer la
demanda y renovar el arte sacro en un momento en el que este ámbito se
encontraba en un patente retroceso (González, 2022, p. 290). Quedando
constituida como Sociedad Anónima Mercantil en abril de 1913 (Díaz, 2012, p.
55), hasta su fallecimiento, el fundador ejerció como director y diseñador de
gran parte de las piezas realizando innumerables proyectos, no sólo destinados
a instituciones religiosas, sino también de orden civil (González, 2021). Su
idea de taller estaba en consonancia con su formación artística cercana a los
postulados del Arts
& Crafts de
William Morris y John Ruskin, para los cuales uno de sus objetivos era
recuperar oficios artesanales que podían verse en peligro de desaparición en el
momento de la eclosión de la producción seriada de carácter industrial. Esta corriente encajaría con el interés
por parte de Granda de recuperar y ensalzar el prestigio de las artes menores y
el trabajo de sus profesionales (Tricks,
2009, p. 127) en
unas instalaciones que seguían la senda de los medievales talleres gremiales.
Para lograrlo buscó a especialistas de diferentes técnicas que contribuyeran a
construir un proyecto común (Díaz, 2012, p. 55), en su caso, poner su arte al servicio
de Dios al que nos conduce a través de Jesucristo, como él mismo declaraba:
Hacer un arte
impregnado del olor de Cristo, saturado de recuerdos del pasado, donde el
espíritu bíblico palpite, y que este arte sea vivo, por estar unido al tronco
de las tradiciones, y porque, siendo del pasado, corresponda a las necesidades
del presente: tal es mi deseo (Granda, 1911, s/p).
No
existe catálogo completo de las obras ejecutadas durante los años en los que el
sacerdote estuvo al frente de la empresa, pero hasta el momento resultan poco
numerosos los pasos o tronos procesionales documentados. Entre ellos destacan
los catafalcos para Jesús de la Hermandad del Santo Sepulcro de Málaga, y para
el Cristo Yacente de la cofradía de los Marrajos de Cartagena (1927), el trono
procesional del Cristo de la Expiración de la archicofradía malagueña (1943) y
la carroza para Cristo rey del santuario de la Gran Promesa, de Valladolid
(1950). Para advocaciones marianas queda constancia de la ejecución de las
andas para la Virgen de los Milagros de Caacupé (Paraguay, 1912) y un boceto
para la Dolorosa de la Venerable Orden Tercera (Servitas), de Málaga (1943).
Observando las fechas de estos
encargos, podemos distinguir dos periodos. La década de 1920 supuso una
revitalización de las celebraciones de la semana santa, no sólo en Andalucía.
Desde el levante, con enclaves como la región de Murcia y Valencia, hasta
Cataluña, también como centros de producción imágenes religiosas. Las pérdidas
provocadas durante la década de los años treinta precisaron una rápida
reposición. Los distintos talleres de
imaginería, talla y orfebrería de ámbito nacional se vieron desbordados, pues
este fenómeno fue común a gran parte de España. Un núcleo muy interesante en
esta etapa fue Castilla y León. Como en la actualidad, podemos concluir que las
cofradías propiciaron, en gran medida, el resurgir de estas empresas
artesanales (Roda, 2018, p. 153).
El encargo de la definitiva imagen
del Cristo de la Expiración a Mariano Benlliure (1940), tras la sucesiva
pérdida de las anteriores (Díaz y Camino, 2011, p. 92), fue el detonante para
que la cofradía participara en la renovación plástica que se produjo en la
ciudad. En ella encuadramos el encargo para la Dolorosa.
2.
Relevancia de la identificación del boceto
Conocido era en el seno de la archicofradía el
frustrado proyecto de unas andas para la Virgen de los Dolores a los mismos
Talleres de Arte Granda que con éxito firmaron el diseño y la ejecución del
conjunto procesional para el Cristo de la Expiración. Sin embargo, el único
documento conservado sobre este asunto es una carta custodiada en el archivo de
la corporación nazarena, lo que pudimos ratificar tras la consulta realizada en
el Archivo Histórico Diocesano de Málaga[1]. Se
desconocía, por tanto, hasta qué etapa llegó a desarrollarse el encargo y si
llegó a recibirse algún boceto.
El
referido dibujo [Fig.
1] del
catálogo dedicado a la producción escultórica de la empresa nos dio la primera
pista sobre la posibilidad de que se tratase del proyecto, hasta el momento
inédito. En el primer examen, llamó nuestra atención la presencia de la sección
lateral de unas andas en las que se observa claramente que sería portado sobre
varales, una de las principales características de este tipo de piezas
malagueñas. A medida que fuimos reparando en el resto de detalles
incluidos, tales como parte del ajuar procesional, fuimos conscientes de las
altas probabilidades de que hubiésemos encontrado el anhelado boceto.

Fig. 1: Primer boceto. Antiguo archivo de la
Fundación Félix Granda (AFXG), hoy custodiado por Talleres de Arte Granda S.A.
Archivo de Planos y dibujos, Planeros horizontales,
PH-3330.
Inmediatamente, nos pusimos en contacto con la doctora
González Martín del Río[2] quien
nos confirmó que los trazos se correspondían con la forma de dibujar del
sacerdote en aquellos años, aunque bien es cierto que también nos indicó que
era habitual la participación de varios asistentes en el mismo boceto, llegando
en algunos casos a contabilizar hasta siete colaboradores. Además, nos informó
de que en el papel del original, en un espacio que
quedaba fuera del detalle publicado, aparecía la palabra “Málaga” y el número “1743”.
Según la misma fuente, el director de los Talleres no solía especificar el destino concreto de algunos de
sus bocetos, sino a veces únicamente la ciudad y una numeración correspondiente
al número de encargo, lo que ha dificultado la posibilidad de localizar muchas
de las piezas de las que sí conservan los bocetos. Siguiendo este rastro, nos
remitió otros dos diseños con idéntico número y destino. Esta aportación abrió
las puertas a una nueva línea de investigación que amplía el conocimiento del
proceso creativo y de trabajo de los Talleres.
Cotejando los tres dibujos y recurriendo a la copia de la
referida misiva enviada por el hermano mayor, Enrique Navarro Torres, a Félix
Granda Buylla, pudimos finalmente documentar la
existencia del primer boceto. Las características que la corporación malagueña
solicitaba quedaban parcialmente definidas en los dos diseños posteriores.
3. Los bocetos de Félix Granda.
Ejemplos de su visón estética y simbólica
3.1.
Claves para la identificación del
primer boceto. La presencia del ajuar procesional
El primer
dibujo muestra la vista lateral de las andas con algunos hombres de trono
vestidos con túnica y faraona. Es más que probable que Granda ya hubiera
visitado la semana santa de Málaga si tenemos en cuenta su larga relación con
la ciudad. Además del catafalco del santo Sepulcro, que por aquellas fechas
estaba restaurando[3],
fue invitado a la coronación canónica de la Virgen de la Victoria celebrada en
el mes de febrero de aquel mismo año de 1943. Para la patrona de la diócesis
había diseñado la presea y el cetro, así como la corona del niño[4].
Nos sirve este boceto como
testimonio gráfico de la procesión de la entonces cofradía de la Expiración
pues, gracias a nuestras investigaciones previas, sabemos que muchas de las
insignias que participaban en ella habían sido adquiridas y confeccionadas en la
década de 1920. A pesar de los acontecimientos vividos en los años siguientes,
circunstancias muy particulares permitieron su salvación y su uso posterior
(Díaz y Camino, 2011, pp. 69 y ss). Entre las
presencias más reveladoras que Félix Granda introdujo figura un mayordomo de
procesión. En su equipo de nazareno aboceta con bastante exactitud detalles
como el escapulario y el escudo las armas completas del rey Alfonso XIII
rodeado por el toisón de oro[5]
bordado sobre unas grandes alas desplegadas en la capa. En 1943, los mayordomos aún
lucían las túnicas de tisú con capa de terciopelo. En la sección del Cristo
eran de tisú de oro y las capas de color morado, mientras que para la Virgen se
habían decantado por el tisú de plata con capa negra[6].
Una primera referencia al diseño y ejecución de las túnicas aparece en las
actas de la junta de gobierno celebrada el día 7 de mayo de 1927, en la que ya
se hablaba de sustituir los equipos «de algo que
sea nuevo y más rico que ninguno de los que llevan los cargos de otras
cofradías»[7]. Los tejidos de tisú fueron donados
por María de Cubas y Erice, marquesa viuda de Aldama, encargándose de los
detalles bordados las religiosas de la Congregación de Adoratrices Esclavas del
Santísimo Sacramento y de la Caridad de Málaga, que habían confeccionado el
palio de la Dolorosa[8].
En la reunión celebrada el 3 de febrero de 1928 se daría por
concluido el acuerdo sobre los escapularios para los jefes de procesión,
mayordomos y campanilleros, que fueron bordados en oro o plata dependiendo de
la sección, en principio sobre «fondo blanco»[9].
Desde estos primeros años se estableció la plata para la Dolorosa, escogiendo
los elementos en dorado para el Crucificado, cuyo trono realizado en los
Talleres de Arte encaja con esta norma. En la cara anterior todos los
escapularios llevaban bordadas la tiara papal y las llaves de san Pedro,
mientras en la cara posterior, en los de la sección del Cristo figuraban las
siglas ‘JHS’, y en los de la Virgen el monograma ‘AM’, en
un esquema que se ha mantenido hasta la actualidad.
Este nazareno, situado en el centro de la composición, lleva
un bastón rematado por el escudo de la entonces cofradía conformado por la
tiara papal con las llaves de san Pedro cruzadas, rodeado por una corona de
espinas y rematado por la corona real. En 1928 se había aprobado la realización
de estos bastones «más lujosos», en consonancia con los nuevos
equipos, por un montante de 40 pesetas cada uno[10].
[Fig. 2]

Fig.
2: Trono de la Virgen de los Dolores
durante el desfile procesional de 1928. En primer plano se observan los equipos
de mayordomos con los bastones. (Archivo archicofradía de la Expiración)
También
pudimos identificar el estandarte de la sección de la Dolorosa, estrenado en
1929, situado a la izquierda de la composición en un plano más alejado. En las
actas se describe así:
Las Religiosas Adoratrices están haciendo el dibujo de los estandartes
para las secciones del Señor y de la Virgen, bordándose el primero en oro y el
segundo en plata, y luciendo ambos un fleco de morillas idénticas al del palio[11].
En
su centro hay una pintura de Luis Salaverría,
ejecutada en óleo sobre lino de forma ovalada (Pérez y Díaz, 2015, s/p.) que, como también ocurre con el del
Cristo de la Expiración no reproduce a la titular, sino que sigue un esquema de
corte idealista (Sánchez, 1990, p. 112.) [Fig. 3].
Fig. 3: Estandarte
de la Virgen de los Dolores. 1929. Fotografía de José Alejandro Valle Moreno.
3.2.
Descripción de las primeras andas procesionales
Lo primero que llama la atención de
este trono son sus reducidas proporciones. El aumento de las dimensiones de las
andas procesionales proliferó en los años cuarenta, en este tiempo de
recuperación de las celebraciones públicas de la semana santa y de reconstrucción
de una gran parte del patrimonio perdido. Esta nueva estética contaba con el
precedente de las obras diseñadas por el tallista Luis de Vicente para la
capital malagueña durante los años veinte, aunque éstas siempre estuvieron
condicionadas por las medidas de las puertas de las iglesias desde cuyo
interior se iniciaban los desfiles procesionales (Díaz, 2010, p. 68.). Además,
los nuevos proyectos eran supervisados por la autoridad eclesiástica,
especialmente desde el año 1939, debiendo cumplir unos baremos de estética,
calidad y dimensiones (Mateo, 1993, p. 13.). En relación a este asunto y antes del
definitivo desencuentro con las corporaciones nazarenas a consecuencia de las
molestias causadas por el proceso de montaje y desmontaje de las andas dentro
de los templos, ya el obispado venía advirtiendo de las dificultades que las
modificaciones de las medidas supondrían para la salida desde los recintos
sagrados y había dispuesto específicamente que los tronos de Cristo tuvieran un
máximo de cinco varales, mientras que para los de Virgen se permitieron hasta
siete (Jiménez, 2000, pp. 113-114.). En estas labores de supervisión
destacarían los prelados Balbino Santos Olivera y Ángel Herrera Oria, quienes
dictaron disposiciones que, finalmente, fomentarían la instalación de los
populares ‘tinglaos’ (Mateo, 1998, pp. 113-115)
ante la prohibición de
armar los tronos dentro de los templos, aplicada de manera efectiva en 1958.
Volviendo
a la descripción del boceto, el cajillo de las andas viene estructurado en dos
alturas, siendo de mayor longitud la inferior mientras que la superior se
retrae en su parte delantera. La plataforma inferior está decorada con motivos
barrocos y grutescos que recuerdan a las placas de plata cincelada de los paños
laterales del trono del Cristo de la Expiración [Fig. 4].

Fig.
4: Trono del Cristo de la Expiración
montado en el Hotel de las Rosas, sede de los Talleres de Arte. Antiguo archivo
de la Fundación Félix Granda, Archivo fotográfico, Series en sobres, R.03.2835.
La
esquina trasera se cierra con un fuste de una columna sobre el que se ha
colocado un angelito con las manos elevadas, esperando sostener algún atributo
mariano. El ángulo delantero está rematado por una base cuadrangular que
mantiene la altura de toda la plataforma. Sobre ella se ha colocado un pedestal
con cuatro figuras de damas oferentes que servían de cuerpo a un ánfora con un
gran centro de flores de composición cónica.
La
segunda plataforma es la que marca la colocación de las seis barras de palio
que quedan restringidas a esta área, distribuidas de manera equidistante. La
ornamentación se reparte en tres planos horizontales. El primero, un friso
inferior de líneas clásicas, sin decoración. Uno central con las escenas que
componían el programa iconográfico. Y otro friso superior corrido, de mayor
sencillez que el inferior, que unificaba todo el perímetro.
El
tramo central se estructura a partir de las pilastras sobre las que apoyan las
barras de palio. Entre ellas se han dispuesto las escenas que confirman el
programa iconográfico, relacionadas con la vida de Jesucristo si atendemos a la
posterior rectificación requerida por la cofradía: «En la media caña, o en derredor del
Trono, escenas de la vida de la Virgen»[12].
En
la parte anterior, en la zona que queda entre las dos plataformas, se ha
colocado una especie de grada más estrecha con dos escalones. A ambos lados se
han dibujado tres candelabros de diferentes alturas, componiendo un esquema de
iluminación novedoso. Otra línea de candelabros se presenta delante de la
peana.
En
este primer boceto del trono se incluyeron los varales con unas cabezas
sencillas compuestas por grandes ces de hojas carnosas. Uno de los elementos
que llama la atención es la rígida crestería a la que iban fijadas las
bambalinas laterales del palio. Es reseñable el hecho de que en el palio y el
manto Félix Granda mostraba una interpretación más libre, en contraposición al
resto de insignias y piezas del ajuar procesional. En el caso del palio, creó
un borlón para el centro de cada una de las hileras de morilleras
de las bambalinas. Menos detalles observamos en los motivos ornamentales del
bordado del manto de procesión, que se presenta simplemente esbozado y que
recuerda más al primero que lució la titular en lugar del estrenado en 1942, de
mayores dimensiones. Además, se ha dibujado cayendo directamente sobre la
espalda de la Dolorosa, descendiendo escalonadamente siguiendo el perfil de la
peana y el cajillo, sin llegar a reposar sobre los varales.
La
Virgen de los Dolores muestra las manos unidas originales, que por aquellos
años se habían repuesto, y aparece con un pie adelantado y con la rodilla
levemente flexionada, lo que provoca un ligero movimiento de la saya algo que
nada tiene que ver con su impronta real. Se corona con una diadema, de la cual
salen unas formas puntiagudas rematadas con las doce estrellas de las que san
Juan habla en el libro del Apocalipsis (Ap, 12, 1),
un tipo de ráfaga que nunca ha formado parte de su ajuar.
En cuanto al asunto de las manos, debemos destacar que a lo
largo de la última centuria han sido diferentes los motivos que han provocado
su sustitución. [Fig.
5]

Fig.5:
Virgen en el trono con halo y con las
manos unidas. 1939. (Archivo archicofradía de la Expiración)
La Virgen de los Dolores es una imagen del siglo XVIII
realizada por Vicente Asensio de la Cerda (Sánchez y Ramírez, 2023, pp. 132 y
ss., 139) concebida para el culto doméstico. Como tantas otras, se ubicaría
dentro de una pequeña vitrina, por lo que únicamente tenía talladas la cabeza y
las manos (Sánchez, 1993, p. 333). Al convertirse en titular de la hermandad
hubo de ser adaptada a su nueva función pública, para la que se le añadió una
devanadera. A pesar de ello, se mantuvo durante años la impronta orante e
intimista de su estado primigenio, una expresión acentuada por lucir las manos
unidas. Sin embargo, a partir del año 1927, debido a los gustos estéticos de la
época, esas manos originales fueron reemplazadas por otras abiertas:
Como
la posición en que tiene nuestra Stma. Virgen los
brazos, no permite sean colocadas en sus manos algunas alhajas, por tener estas
cruzadas, se acuerda encargar al Sr. Oliver, escultor malagueño la confección
de unas nuevas a partir desde el codo, a fin de que la próxima Sna. Sta. pueda lucir nuestra Stma.
Virgen algunas joyas, a más que resultaría mucho más airosa su posición y
podría dar mayor lucimiento al magnífico manto que ostenta[13].
No sería ésta la única imagen
titular de una hermandad que sufriría esta alteración (Díaz y Camino, 2011, pp.
158-159).
No obstante, las vicisitudes por las que atravesó la cofradía durante los años
treinta provocaron que, entre 1932 y 1942, la Dolorosa volviera a lucir sus
manos originales. Según consta en el informe de restauración remitido por el
IAPH tras su intervención en la talla en 2008, en 1942 se ejecutó el nuevo
juego de manos abiertas (Fernández, 2008, p. 102). Es evidente que Félix Granda
tomó como referencia la impronta anterior.
3.3. Modificación del primer proyecto
Una
vez recibidos los otros bocetos conservados en los Talleres de Arte Granda,
decidimos cotejar las variaciones con la carta custodiada en el archivo de la
corporación, de la que iremos transcribiendo los párrafos más significativos.
En
cuanto al proyecto del trono para la Stma. Virgen de
los Dolores […]
quisiéramos de Vd. […]
realizara otro, [del]
más depurado estilo barroco […] -Altura, partiendo de los varales,
noventa centímetros, con media caña central, no muy
pronunciada, que terminaría con un moldurón grande
saliente, ABAJO, y uno, de menos proporciones, que sirviera de terminación del mismo, ARRIBA. Las esquinas del Trono […] arrancarían
los arbotantes, sostenidos por columnas o por una o varias figuras.- […]
El arbotante debe tener una altura de dos metros aproximadamente, y deberá
llevar de 25 a 30 luces.[14]
Mientras este proceso seguía su curso,
en uno de los libros de mayor encontramos otra reseña, breve e imprevista: el
pago de 1.000 pesetas a Luis Ramos Rosas, por el «proyecto
trono Stma. Virgen»,
en agosto del mismo año[15].
Lo que no podemos acreditar por falta de documentación es qué ocurrió
exactamente en este corto espacio de tiempo, a un mes del envío de la misiva
con las rectificaciones, entre los dirigentes de la corporación nazarena y el
director de los Talleres de Arte.
Tal vez el descontento con el diseño, sumado a la carga económica de los
numerosos proyectos que se intentaban acometer al mismo tiempo, cooperase a que
el del nuevo trono para la Dolorosa se pospusiera. Finalmente, en noviembre de
1946, se firmó el definitivo contrato entre Enrique Navarro Torres y el orfebre
sevillano Manuel Seco Velasco (Díaz y Camino, 2011, p. 117), que seguía un
proyecto firmado Ramos Rosas.
En este punto se nos plantean varias
hipótesis. Por un lado, que se desestimase el proyecto del padre Granda tras la
recepción del primer boceto que no resultó del agrado de la directiva, incluso
después de solicitar las modificaciones. Otra posibilidad es que se mantuviesen
conversaciones con diversos artistas a la vez, como había sucedido con el
encargo de la imagen del Cristo (Sánchez, 1993: 356-358). Tampoco es descartable que la
cofradía se plantease que Félix Granda siguiera el proyecto del artista malagueño,
pues fueron habituales las ocasiones en las que los Talleres ejecutaron piezas
con diseños entregados por los clientes.
Volviendo a la misiva, la cofradía inició los
trámites para conseguir el material necesario: «P.D. Le ruego que, al
responder, no olvide decirnos lo que haya sobre la forma de solicitar el cupo
de plata»[16].
Para este proyecto, como en el caso del trono del Cristo, fue indispensable la
ayuda de la Guardia Civil.
[…] La Presidencia dedica un afectuoso saludo a ambos Sres. refiriendo
detalladamente toda la labor de Don Carlos Álvarez de Pablo y del Cuerpo de la
Guardia Civil en beneficio de nuestra querida cofradía. […] Habla a
continuación Don Carlos Álvarez de Pablo para exponer […] que en él, tendrá
siempre nuestra cofradía, toda la ayuda y cooperación que precise […] para ver
si puede conseguir, un Trono nuevo para la Stma.
Virgen[17].
3.4. Descripción del segundo boceto
En
estos nuevos bocetos, una vista frontal y otra sección lateral, Félix Granda se
ha limitado a la pieza procesional, descartando el resto de insignias
y participantes en el desfile. Comenzaremos nuestro análisis por el boceto de
la sección lateral del trono, siguiendo las pautas del primer diseño para
valorar los cambios introducidos. [Fig.
6]
Fig.
6: Diseño vista lateral del trono. Antiguo
archivo de la Fundación Félix Granda. Archivo de Planos y dibujos, Planeros horizontales, PH-3312.
En
primer lugar, observamos que el cajillo ya no presenta esas dos alturas que
veíamos en el anterior, sino que ha quedado reducido a una sola base. En ella
se mantiene el esquema compositivo de las piezas rectangulares sobre las que se
inscriben las cartelas con el programa iconográfico, que ahora se amplía a todo
el frente. En esos espacios se han alternado cinco escenas sobre tres tondos
circulares y otros dos de forma rectangular con las esquinas ochavadas. Sobre estos,
como especificaba la cofradía, se añadieron episodios de la vida de la Virgen.
En el primero de los tondos se aprecia el misterio de la Encarnación con la
paloma que representa al Espíritu Santo y el ángel Gabriel ya arrodillado.
Sigue una cartela rectangular con la Adoración de los Reyes Magos. En la
siguiente, que es otro tondo, Granda presenta la huida a Egipto. Para la cuarta
ha elegido el niño perdido y hallado en el templo. Más difícil nos ha resultado
identificar con exactitud la última, aunque siguiendo el ciclo, podría tratarse
de las bodas de Caná. De manera alterna a cada una de estas escenas,
completando el espacio reservado a la decoración, se han colocado haces de
hojarasca anillados por piezas horizontales de cierto volumen, con pequeños
detalles similares a cabezas de clavos.
Los
frisos inferior y superior del cajillo aparecen ahora más elaborados en cuanto
a su ornamentación, tal y como se le había requerido al director de los Talleres de Arte. Así, el moldurón inferior resulta de un mayor movimiento provocado
por la decoración a base de hojarasca con un lazo que la envuelve de manera
helicoidal. La moldura superior se limita a una serie de relieves alternos
redondeados.
Uno
de los cambios más destacados es el que observamos en las esquinas del trono.
Han desaparecido las columnas y pilares sustituidos por cuatro ángeles atlantes
arrodillados que sostienen con sus manos el peso de la plataforma superior.
Estos seres visten túnicas y sus alas se desplegadas se extienden hacia los
cuatro frentes del trono.
Hasta
aquí, el sacerdote asturiano había seguido las indicaciones marcadas por la
Hermandad. Sin embargo, en los ángulos situó cuatro hachones que no concuerdan
con la idea de los arbotantes requerida, sino que siguen el esquema de los
diseñados para el trono del Cristo de la Expiración, rematados, incluso, por
las originales piezas en forma de llama encendida. En la parte frontal son de
mayor altura y les sirven de base las figuras de mujeres oferentes heredadas
del anterior proyecto, aunque con alguna modificación. Si en el primer boceto
se asemejaban a sacerdotisas de corte clásico, ahora han evolucionado hacia
figuras más severas, arropadas por un manto con capucha que les cubre la
cabeza. En los ángulos delanteros se mantienen sobre la misma base cuadrangular,
más elaborada, y con grandes ces que enmarcan una cartela intermedia siguiendo
el esquema de la empleada bajo los candelabros traseros. En estos últimos han
desaparecido las figuras femeninas y el fuste que sostiene el pebetero con la
llama se divide en dos tramos ensamblados de distinto diámetro.
Otro
de los cambios más significativos tiene que ver con las barras de palio. Al
diseñar el cajillo como un gran friso corrido éstas se han desplazado ocupando
casi toda la superficie de la mesa, salvo las esquinas, reservadas para los
comentados hachones. Las barras de palio se vuelven a colocar de manera
equidistante y su dibujo resulta ahora más ligero y más elaborado: «Las barras del Palio habrán de ser […] distintas a las proyectadas, […] y absolutamente cinceladas»[18].
Constan de varios tramos diferentes en los que la ornamentación, a base de
hojarasca, sigue el patrón presentado en la moldura inferior. Sobre la base de
perfiles rectilíneos se abre un segmento con decoración en altorrelieve inserta
en gallones. El primer tramo de la barra sigue el modelo de columna salomónica
con una cinta envolvente similar a la que describimos en la moldura inferior.
Este diseño es el elegido también para el segundo tramo. Ambos, aparecen unidos
por piezas de forma troncocónica invertida con una ornamentación muy en
consonancia con la de su basamento. Sobre esta zona intermedia, Granda ha
añadido un fuste estriado de diámetro menor que el resto, en un esquema que se
repite para la parte superior coronada con un capitel corintio y que, como en
el primer diseño, se integra en una crestería con relieves vegetales. La
decoración de la crestería se articula a partir de la colocación de cada una de
las barras de palio y se ve interrumpida por unas piezas cuadrangulares que les
sirven de remate y en las que aparecen formas que recuerdan bastante a los
mascarones. Encima, unos elementos similares a esferas,
culminan en un florón.
En
la imagen de la Virgen ha sustituido la diadema por un halo, más en consonancia
con el que formaba parte de su ajuar. El manto se extiende en longitud y, a
diferencia del primer diseño, reposa sobre el alzacola. La sección frontal de
este segundo diseño nos aporta nueva información con respecto al primero. [Fig. 7]

Fig.
7: Diseño vista frontal del trono. Antiguo
archivo de la Fundación Félix Granda. Archivo de Planos y dibujos, Planeros horizontales, PH-3311.
El cajillo se articula a partir de una
gran venera central que enmarca la imagen de una Virgen con el niño similar a
la advocación de la Virgen Blanca, y que poco tiene que ver con la Virgen del
Pilar solicitada por la hermandad: «En el frente del Trono, una gran concha
[…] en cuyo centro figuraría la Excelsa imagen
del Pilar»[19]. La presencia de la patrona de la
Guardia Civil se entendía como justo homenaje al Benemérito Instituto, hermano
mayor honorario de la corporación nazarena desde 1938 (Díaz y Camino, 2011, p.
96). Su apoyo, tanto económico como personal, sigue siendo fundamental, como
imprescindible es su participación en el desfile procesional de cada Miércoles
Santo. No obstante, sí observamos sobre su pequeña peana la cruz de la Orden de
Santiago en relieve que habla de la relación del apóstol con la advocación. La
imagen está escoltada por dos ángeles arrodillados con las manos unidas en
oración cuyas alas se abren, recogiéndose unas en la parte inferior, mientras
las otras dos confluyen detrás de la venera. A sus pies, se ha situado una
cabecita de querubín con alas.
A
ambos lados de esta zona principal encontramos sendas cartelas con relieves de
decoración vegetal siguiendo el esquema del conjunto. En el centro de cada una
de ellas se abre un gran tondo en el que podemos ver, a la izquierda el escudo
de la cofradía de la Expiración y, a la derecha, el de España.
Todo
este espacio central queda retranqueado frente al volumen con el que se han
diseñado ambas esquinas. En esta vista, podemos distinguir con mayor precisión
el cuerpo de los ángeles atlantes con una de sus piernas arrodillada sobre la
base lateral de la mesa y la otra flexionada, dejando ver parte del pie. Estas
figuras lucen una larga melena sujeta por una diadema.
La
peana de la Virgen recuerda bastante a las arquetas realizadas por Granda con
anterioridad, y que también hereda la del trono del Cristo de la Expiración. Se
trata de una pieza de forma cúbica en cuyas esquinas se han colocado columnas
salomónicas rematadas por capiteles corintios con cartelas cuadrangulares en
cada una de sus caras. En la frontal se ha representado el misterio de la
Piedad. Para la zona superior se diseñó un friso de triglifos y metopas
estriadas con cabezas de querubines que guardan muchas similitudes con los del
trono del Cristo.
En
esta sección frontal podemos observar más nítidamente cómo en los Talleres se
ideó a la Dolorosa con una indumentaria más cercana al modelo de monja que al
popular con rostrillo. La soltura que muestra la saya al dibujar la posición de
la pierna algo flexionada sugiere un tejido completamente diferente al que se
suele utilizar en estas prendas. Se adorna con un cíngulo rematado por borlones
que caen por debajo de las rodillas. La toca de sobremanto
está concebida como una mantilla que se adapta con ligereza al contorno de la
imagen al igual que el manto.
Félix
Granda se aproximaba más en este boceto al palio original, eliminando la
crestería que dibujó en la vista lateral y manteniendo el esquema ornamental
del bordado de la pieza. Ha reproducido el escudo de España timbrado con la
corona real, haciendo alusión al título concedido por Alfonso XIII en diciembre
de 1926[20].
En estos segundos bocetos no se han
dibujado los varales, pero resulta muy interesante cómo ha diseñado la
estructura inferior de la mesa del trono. En la sección frontal se aprecian los
huecos que servían para la incorporación de los varales, así como los anclajes
de las caras exteriores. En la vista lateral se pueden ver nuevos detalles como
la estructura en V invertida cuya función sería repartir el peso del cajillo
hasta las patas. En cuanto a los apoyos, es significativo que haya colocado
seis, una aportación que resulta de lo más extraña.
4. Conclusiones
El
hallazgo del primer boceto demuestra el interés y la intención de la directiva
de la cofradía de la Expiración de realizar un definitivo trono para la Virgen
de los Dolores, cuyo éxito parecía estar garantizado visto el resultado
satisfactorio del encargado para el Cristo. Sin embargo, podemos apuntar
algunas hipótesis para justificar que, pese a las expectativas puestas en el
trabajo de los Talleres de Arte, el proyecto no llegase a materializarse.
La
primera de ellas, relacionada con la rectificación al primer boceto, nos hace
pensar en la desconfianza de la directiva en que el resultado terminase siendo
de su agrado. El hallazgo del casi simultáneo pago de otro diseño a Luis Ramos
Rosas confirma este extremo. En cualquier caso, no hay que olvidar las
circunstancias económicas de la época y las numerosas reformas que la cofradía
estaba llevando a cabo. Es más que probable que, a pesar de la ayuda
incondicional prestada tanto por la marquesa viuda de Aldama como por la
Guardia Civil, la corporación decidiese aplazar este proyecto. En cualquier
caso, la localización e identificación de estos bocetos ayudan a cerrar un
capítulo, hasta el momento inconcluso, en la historia de la archicofradía de la
Expiración.
Por
otra parte, más allá de las causas de su descarte, el hallazgo del primero de
los bocetos ha permitido la identificación de un proyecto no documentado por
parte de los responsables de los actuales Talleres de Arte. Nos encontramos,
además, ante uno de los escasos ejemplos hasta el momento estudiados de un
trono diseñado específicamente para una Dolorosa. Se enriquece con ello el
conocimiento del registro creativo del director y sus colaboradores, artistas
de mayor o menor renombre que laboraron bajo sus órdenes contribuyendo al
repertorio ornamental y estilístico de la empresa. Sirven estos bocetos como
muestra de su enfoque artístico para las piezas procesionales dedicadas a
advocaciones marianas, y explican algunos aspectos del proceso creativo de Félix
Granda. En ese proceso, la opinión y premisas marcadas por el cliente eran
tenidas en cuenta, aunque se mantuviese el pensamiento iconográfico y teológico
que el sacerdote supo conjugar en sus diseños como elemento primordial de su
repertorio destinado a fines devocionales.
Este
estudio ayuda a completar el catálogo de una empresa que, bebiendo de las
fuentes de la tradición gremial medieval, de las sagradas escrituras y de la
Historia del Arte, se propuso devolver a las artes menores y sus profesionales
al esplendor de otras épocas. Del éxito de su propuesta queda la herencia que
propicia que Talleres de Arte Granda siga ocupando un lugar destacado en el
panorama nacional e internacional, atendiendo encargos como firma de
referencia.
5. Referencias bibliográficas
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Ocejo, M. P. (2010). La obra del tallista Luís de Vicente. Cáliz de Paz.
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International.
[1] Archivo Histórico Diocesano de
Málaga. Caja 1591. Carpeta Obispado de Málaga. Vicaría General. Cof. Stmo.
Cristo de la Expiración. Varios (años 1939-1996).
[2] En
noviembre de 2023 realizamos una visita a la sede de los actuales Talleres de
Arte durante la que estuvimos acompañada por Emilia González Martín del Río y
María Jesús Pineda del Departamento de Conservación y Restauración. También
queremos expresar nuestro agradecimiento a Francisca Soto, directora del
Departamento de Conservación y Restauración.
[3] Blog Arte Granda (10, mayo,
2017). La Semana Santa vista por Granda II: El Trono de la Hermandad del
Santo Sepulcro, de Moreno Carbonero <https://blog.granda.com/2017/04/10/la-semana-santa-vista-por-granda-ii-trono-de-la-hermandad-del-santo-sepulcro-de-moreno-carbonero/
> Consulta: 19 de abril de 2020.
[4] La
coronación canónica de la Santísima Virgen de la Victoria. Ayer llegó a
Málaga el padre Granda con las valiosas joyas. SUR, Málaga, 3-II-1943,
p. 2.
[5] Heráldica Hispánica (s.f.). Evolución
del Escudo de España desde los Reyes Católicos hasta la Transición <https://www.heraldicahispanica.com/escudo-de-espana/evolucion-del-escudo-de-espana/2/> Consulta: 17 julio 21.
[6]
Archivo de la archicofradía de la Expiración (A.A.E.), Caja Libro de Actas de
Junta de Gobierno I. Primer libro de Actas, junta de gobierno, 29 de
agosto de 1920, p. 14.
[7]
(A.A.E.). Caja Libro de Actas de junta de gobierno I. Primer libro de Actas, Cabildo de Junta General Ordinaria, 7 de
mayo de 1927, p. 323.
[8]
(A.A.E.). Caja
Libro de Actas de junta de gobierno I. Primer libro de Actas, Cabildo de Junta Directiva, 4 de julio
de 1927, p. 338.
[9] (A.A.E.). Caja Libro de Actas de junta
de gobierno I. Primer libro de Actas, Cabildo
de Junta Directiva, 3 de febrero de 1928, pp. 381 y 382.
[10]
Idem.
[11] (A.A.E.). Caja Libro de Actas de junta
de gobierno I. Primer libro de Actas, Junta
de Gobierno, 3 de noviembre de 1927, p. 363.
[12] (A.A.E.). Carpeta 004- Stmo. Cristo de
la Expiración. Carta enviada por Enrique Navarro Torres a Félix Granda Buylla,
el 26 de julio de 1943.
[13] (A.A.E.).
Caja Libro de
Actas de junta de gobierno I. Primer libro de Actas, Junta de Gobierno, 12 de octubre de 1927, p. 356.
[14] (A.A.E.). Carpeta 004- Stmo. Cristo de
la Expiración. Carta enviada por Enrique Navarro Torres a Félix Granda Buylla,
el 26 de julio de 1943.
[15] (A.A.E.). Caja Libros de Mayor I. Libro
II, mayo 1942-septiembre 1947, p. 22r.
[16] (A.A.E.).
Carpeta 004-
Stmo. Cristo de la Expiración. Carta enviada por Enrique Navarro Torres a Félix
Granda Buylla, el 26 de julio de 1943.
[17] (A.A.E.). Caja Libro de Actas de junta de
gobierno I. Libro de Actas nº 2.
Asambleas Generales. Asamblea General,
18 de abril de 1943, p. 21.
[18]
(A.A.E.). Carpeta 004-
Stmo. Cristo de la Expiración. Carta enviada por Enrique Navarro Torres a Félix
Granda Buylla, el 26 de julio de 1943.
[19] (A.A.E.). Carpeta 004- Stmo. Cristo de
la Expiración. Carta enviada por Enrique Navarro Torres a Félix Granda Buylla,
el 26 de julio de 1943.
[20] Archicofradía de la Expiración.
(s.f.). Heráldica. Escudo de la archicofradía <https://www.expiracion.org/archicofradia/heraldica/ Consulta: 11 de julio de 2021.