ANALISIS
CONCEPTUAL DEL ESQUINAL MALAGUEÑO
LA
IMPORTANCIA DEL MODELO ALJAMA
CONCEPTUAL ANALYSIS OF TYPICAL CORNER IN MALAGA
THE IMPORTANCE OF ALJAMA MODEL
Ángel
Fernando Martín Rosas (Universidad de Málaga)
Recibido: 7 de diciembre de 2024 /
Aceptado: 31 de marzo de 2025
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Resumen: En el urbanismo
de la alta Edad Media, para preservar las esquinas de determinadas
edificaciones, en el contexto de tramas urbanas intrincadas y angostas, surge
la necesidad de proteger la arquitectura contra el roce del tráfico rodado de
carruajes. Las tipologías de los elementos de protección arquitectónica son
variadas, denominándose, entre otros términos, guardacantones, esquinales o
marmolillos. Estos elementos proliferan especialmente en el urbanismo de las
ciudades conventuales de la Edad Moderna, convirtiéndose en hitos urbanísticos,
hoy en desuso. El olvido al que se ven sometidos no impide que fielmente
continúen ejerciendo su misión de proteger las esquinas y muros de nuestros
edificios históricos. Su pretérita existencia les dota de un nuevo significado
y, en el caso concreto de Málaga, se erigen como testigos e integrantes de un
urbanismo en vías de desaparición, convirtiéndose de facto en elementos
de alto valor patrimonial. El presente artículo realiza un análisis conceptual
del esquinal malagueño, estudiando la importancia del modelo aljama
presente en la esquina noreste de la iglesia de El Sagrario. Conjuntamente,
como complemento necesario, analizamos sus vulnerabilidades y los riesgos a los
que se ven expuestos en un ejercicio de visibilización
y puesta en valor.
Palabras
claves: Chaflán;
guardacantón; marmolillo; urbanismo.
Abstract: In early
medieval town planning, in order to preserve the
corners of certain buildings, in the context of intricate and narrow urban
fabrics, the need arose to protect the architecture from the friction of
carriage traffic. The typologies of architectural protection elements are
varied and are known as corner guards, corners or marble guards. These elements
proliferated especially in the urban planning of the convent cities of the
modern age, becoming urban landmarks, now in disuse. The oblivion to which they
are subjected does not prevent them from faithfully continuing to carry out
their mission of protecting the corners and walls of our historic buildings.
Their past existence gives them a new meaning, and, in the specific case of
Malaga, they stand as witnesses and members of an urban planning that is
disappearing, becoming de facto elements of high heritage value. This article
takes a conceptual analysis of Malaga's esquinal,
studying the importance of the aljama model present
in the northeast corner of the church of El Sagrario. At the same time, as a
necessary complement, we analyse their
vulnerabilities and the risks to which they are exposed in an exercise to make
them visible and enhance their value.
Keywords:
Canton guard; chamfer; marble guards,
urban planning.
Cómo citar este
artículo:
Martín
Rosas, A. F. (2025). Analisis
conceptual del esquinal malagueño. La importancia del modelo Aljama. Revista
Eviterna, (17), 57-74 / https://doi.org/10.24310/re.17.2025.20990
1. Introducción
El ritmo de vida
contemporáneo nos lleva a caminar por nuestras ciudades de manera atropellada,
en la mayoría de los casos con prisas, repasando mentalmente nuestras
cotidianidades y obligaciones, no dejando lugar al paseo sosegado o a la serena
contemplación del paisaje urbano. En no pocas ocasiones, nos percatamos de
elementos que, a pesar de haber permanecido siglos en la ciudad, nos han pasado
desapercibidos.
Este texto nace de
la necesidad de estudiar los esquinales malagueños. Como elementos
patrimoniales de humilde y sencilla existencia, sin pretensiones de
monumentalidad desde su creación misma, suelen pasar desapercibidos a la vista
del viandante. Por su finalidad protectora, es un elemento de fortaleza que
precisa de poco o nulo mantenimiento, cayendo en el olvido incluso de sus
propietarios, convirtiéndose en testigos mudos y abandonados del quehacer
diario de la ciudad.
No por ello se
trata de un elemento carente de protección; su escaso número en claro descenso,
su acotamiento dentro del casco histórico de la ciudad y su integración en
edificios históricos les proporciona una naturaleza jurídica como elemento
patrimonial y, por lo tanto, al amparo de la legislación en materia de
Patrimonio Histórico Español, Patrimonio Histórico de Andalucía, ordenanzas
reguladoras del Plan Especial de Protección y Reforma Interior del centro
histórico de la ciudad de Málaga, en adelante PEPRI, y por qué no, del Decreto 88/2012, de 17 de
abril, por el que se inscribe, en el Catálogo General del Patrimonio Histórico
Andaluz, un sector delimitado del centro histórico de la ciudad de Málaga como
Bien de Interés Cultural, con la tipología de Conjunto Histórico al que
pertenecen esquinales, guardacantones y marmolillos. Sin ellos, el centro
histórico de Málaga perdería personalidad histórica e interés cultural,
contando con un menor número de bienes y mermando el Conjunto Histórico
protegido.
2.
Marco teórico sobre el estado de la cuestión y metodología
La falta de
visibilización y de puesta en valor del conjunto de guardacantones y esquinales
malagueños es causa efecto de la ausencia de su estudio y catalogación. Urge
pues, ante el estado de conservación de algunos de ellos y los riesgos y
vulnerabilidades a las que se ven expuestos, un análisis minucioso e
individualizado de los mismos.
La
destrucción del patrimonio cultural es propia de todas las épocas. De manera
constante y continua el patrimonio se ha visto degradado (Forner, 1989: 19).
Sin embargo, históricamente estos procesos han sido evolutivos y, en tiempos
actuales, la demolición se produce ipso facto. Los procedimientos
destructivos actuales poseen naturaleza de inmediatez y, en el caso del centro
histórico de Málaga, vienen ligados a las transformaciones urbanas como
consecuencia de los procesos de gentrificación, turismo masivo e inadecuada
gestión de determinados espacios urbanos.
Los
poderosos intereses inmobiliarios, como consecuencia del desarrollo turístico,
dejan el patrimonio urbano expuesto a sus propias capacidades de adaptación a
las nuevas exigencias estéticas. La pervivencia de los guardacantones
malagueños, ubicados en un centro histórico inmerso en un constante dinamismo
evolutivo e intensa transformación de sus edificaciones, sólo se ve
salvaguardada por las ambiguas políticas de protección del patrimonio urbano
basadas en un fachadismo que les es propicio.
En
este sentido, la justificación se solapa con el objetivo último del texto,
fundamentado en la necesidad de un primer estudio analítico y conceptual como
paso previo a una futura catalogación de los esquinales.
En
este sentido Antonio Ramos Gil, autor de Guardacantones de Cádiz: cañones y
esquinales (2012), marca el camino de cómo el estudio del conjunto por
encima del elemento individualizado visibiliza el género del guardacantón,
posicionándolo socialmente como elemento patrimonial único de la ciudad. De
esta forma, los conocedores de su obra visitamos hoy la ciudad de Cádiz
prestando una especial atención al conjunto de cañones y esquinales que
conforman los guardacantones de esa ciudad, sabedores de la pertenencia de cada
uno de esos elementos a un conjunto patrimonial único e identitario de la urbe.
La
naturaleza de los guardacantones y esquinales malagueños dista notablemente de
los gaditanos. En el caso de Cádiz, su conjunto nos habla de la idiosincrasia
naval de la ciudad, y de la importancia de la artillería en la defensa de esta
(Ramos, 2012: 53). El conjunto de guardacantones malagueños nos remite, en el
ámbito de los esquinales de índole religiosa, a la ciudad conventual de los
siglos XVI, XVII y XVIII y al concepto de santuario abierto (Sánchez,
2005: 21) mediante la sacralización del espacio urbano y, en el caso de los de
naturaleza civil, a la transformación de la trama urbana que se comenzó en el
siglo XVIII, finalizándose en el XX, y que suponía la plasmación del urbanismo
ilustrado y burgués (García, 1995: 11). En este sentido, el corpus de
guardacantones y esquinales malagueños define, en su actual concepto de
patrimonio cultural y urbano, y por su singular carácter, la personalidad del
centro histórico de Málaga a lo largo de su transformación en el tiempo
(Forner, 1989: 18-19).
El
estado de la cuestión es escaso en contenidos, siendo esta la principal
dificultad durante el trabajo de investigación. El corpus bibliográfico con
relación a los elementos de protección arquitectónica es realmente pobre; de
manera específica no existen publicaciones dedicadas al guardacantón o
esquinal. Tan sólo Ramos (2012) se erige como obra dedicada exclusivamente al
tema. Antonio Ramos Gil publica su trabajo de investigación para el Máster en
Patrimonio Histórico Arqueológico de la Universidad de Cádiz, galardonado con
el Premio Extraordinario, en el que cataloga los guardacantones de Cádiz,
caracterizados por la presencia de cañones y piezas de fundición realizadas ex profeso. Su carácter pionero y exclusivo, lo
exhaustivo y riguroso de su trabajo y el amplio y diverso espectro de campos en
los que profundiza, hacen de esta publicación un modelo a seguir y el pilar
fundamental de mis fuentes bibliográficas.
La
ausencia de otros estudios especializados se evidencia en las búsquedas en los
diferentes portales académicos. Con la palabra clave `esquinal´ sólo
encontramos la ya mencionada obra de referencia de Ramos (2012), activando la
búsqueda con el vocablo `guardacantón´ apenas tenemos cinco referencias,
ninguna de ellas dedicadas específicamente a la materia y con `marmolillo´ no
obtenemos resultados.
Se
han localizado algunos artículos en prensa, especialmente en diarios de
naturaleza provincial, donde se denota el interés periodístico por visibilizar
la figura del esquinal o guardacantón como elemento patrimonial, aunque con
textos periodísticos de escueto e impreciso contenido.
En
tiempos más recientes se viene observando una creciente predisposición en redes
sociales por estos elementos patrimoniales. Un nutrido grupo de perfiles de
Facebook, Instagram y TikTok abordan su visibilización
con numerosas imágenes. Llama especialmente la atención la presencia de
abundante fotografía antigua, lo que denota un interés popular que contrasta
con la indiferencia académica. Se ha localizado, en la app
Wikiloc, dedicada a la creación de itinerarios, una
interesante ruta urbana denominada `Guardacantones malagueños (Málaga)´[1],
que nos muestra treinta y siete puntos de interés en
relación a guardacantones o esquinales.
Dada
la escasa bibliografía existente, se ha utilizado profusamente, por la cantidad
de guardacantones de origen religioso existentes en Málaga, el libro del
profesor Rodríguez Marín Málaga Conventual. Estudio Histórico, Artístico y
Urbanístico de los Conventos Malagueños (2000), resumen de su
tesis doctoral defendida en 1995 y calificada con cum laude. Esta obra
es referente en el estudio de la configuración de Málaga como ciudad conventual
y las posteriores desamortizaciones, analizando pormenorizadamente los
diferentes conventos de las órdenes implantadas en la ciudad.
Tres
son las obras que completan el grueso de las fuentes bibliográficas
consultadas, todas en el ámbito del urbanismo malagueño. Fundamental la Guía
Histórico-Artística de Málaga de la profesora Rosario Camacho (1992), obra
clave para poner en contexto los descubrimientos durante las innumerables horas
de trabajo de campo en busca del esquinal perdido. Los orígenes del
urbanismo moderno en Málaga: El paseo de la Alameda de Francisco García
Gómez (1995) y Topografías del Paraíso. La construcción de la ciudad de
Málaga entre 1897 y 1959 de Rafael Reinoso Bellido (2005) son publicaciones
esenciales para entender los procesos de transformación urbanística de la
ciudad, la primera desde un punto de vista más histórico y, la segunda, profusa
e indagatoria, en un apartado técnico concordante con la formación académica de
su autor.
En
el ámbito metodológico, en la búsqueda de una catalogación lo más aproximada
posible, se ha trabajado procedimentalmente basándose en la localización,
descripción, medición e informe fotográfico del elemento
En
este sentido, la metodología utilizada se ha basado en un trabajo de campo que
comenzó en diciembre de 2019, localizando los elementos de interés. Las horas
ocupadas en este menester han sido innumerables, no por la dificultad de
emplazar y situar los mismos, sino por la necesidad de comprender el elemento
en un contexto urbanístico cambiante que los sitúa, en no pocas ocasiones,
descontextualizados con relación a su fábrica de origen. Conocer el edificio
primitivo ha precisado una labor de documentación. En este sentido, las
consultas bibliográficas han sido complementadas con numerosos estudios del
PEPRI. Durante esta labor de interpretación y discernimiento ha sido fascinante
descubrir cómo el urbanismo cambiante ha generado encuentros y sinergias, enfrentando
esquinales o guardacantones que crean, en sus actuales contextos, delicados y
exquisitos diálogos patrimoniales.
Podemos
resumir la metodología en dos grandes bloques diferenciados; el primero de
ellos fundamentado en el trabajo de campo y, el segundo, en el estudio y
documentación. En este último punto es justo señalar la importancia de dos
autores; Ramos (2012) por su excelencia metodológica que ha marcado las pautas
de mi trabajo y Camacho (1992) cuyas rutas y descripciones de inmuebles han
sido esenciales para situar el inicio de la investigación y enfocar el estudio.
3. Marco Resultados de la
investigación.
3.1.
Definiciones y conceptualización básica
La
correcta comprensión de los elementos de protección arquitectónica debe
sustentarse en una sólida fijación de los conceptos de esquinal, guardacantón y
marmolillo, términos comúnmente utilizados como sinónimos pero que, atendiendo
a las definiciones de la Real Academia Española, presentan diferencias que
concretan la naturaleza exacta de cada uno de ellos. Analicemos éstas mediante
ejemplos concretos.
El
Diccionario de la lengua española define esquinal como `ángulo de un edificio,
y especialmente el formado por sillares´. Comenzamos manejando un concepto
sencillo, la esquina de cualquier edificio, invitándonos a prestar una especial
atención a aquellas que se conforman de sillares.
Volvemos
al Diccionario de la lengua española, que define el guardacantón con dos
acepciones válidas: `poste de piedra para resguardar de los carruajes las
esquinas de los edificios o cada uno de los postes de piedra que se colocan a
los lados de los paseos y caminos para que no salgan de ellos los carruajes´.
Ambas acepciones nos concretan en un poste de piedra; la primera de ellas
precisa de la esquina como lugar a resguardar; la segunda de las acepciones
amplía a los postes colocados a los lados de los caminos, en este último caso
el significado carece de interés para nuestro trabajo que se ciñe al ámbito
urbano.
La diferencia entre un esquinal y un guardacantón la
encontramos conceptualmente en el poste de piedra; mientras que el esquinal
carece de este, el guardacantón se conforma a través del adosamiento de un
elemento pétreo.
Finalmente,
el Diccionario de la lengua española nos guía en la definición de marmolillo
como `poste de piedra destinado a resguardar del paso de los carruajes´.
Teníamos fijado el concepto de guardacantón como poste de piedra que
resguardaba el paso de carruajes; la diferencia es que el guardacantón lo hace
en esquinas y el marmolillo en cualquier otro lugar. [Fig.
1]

Fig. 1. Guardacantón en plazuela Virgen de la
Penas, esquinal en calle Compañía y marmolillos de calle San José.
Es
sumamente interesante la tipología de guardacantón, especialmente en su
desarrollo artístico en la Málaga burguesa decimonónica. Capítulo aparte
merecen los conjuntos de marmolillos, pues, tratándose de un elemento que
sembró el urbanismo malagueño durante los siglos XVII, XVIII y XIX y siendo
hasta principios de la década de los noventa del siglo pasado fácilmente
observable, se encuentran, tras los procesos evolutivos de la Málaga del siglo
XXI, en claro peligro de desaparición, siendo buena muestra de ello el barrio
de la Trinidad, antaño lugar de numerosas calles `amarmolilladas´
y donde hoy han desaparecido casi en su totalidad.
Ninguna de las tipologías es entendible sin conocer
previamente el desarrollo del esquinal como medio de protección arquitectónica.
Málaga, en concordancia con su naturaleza conventual, es una ciudad de
esquinales, el modelo aljama, que estudiaremos a continuación, sentó las
bases de la protección de las esquinas durante el final de la edad media y los
siglos de oro hasta el final de la edad moderna. Es el desarrollo evolutivo del
esquinal el que desembocará en una sobreprotección a través de postes pétreos o
marmolillos, lo que conformará, por definición, en el modelo de guardacantón de
la Málaga conventual. Es por ello por lo
que vamos a centrar el estudio en el esquinal, priorizando en aquellos
conjuntos que presenten un interés artístico por su decoración u ornamentación.
3.2.
La tipología del esquinal malagueño: la mezquita aljama como elemento vernacular en la confección tipológica
El punto de partida para entender la tipología básica de los
esquinales malagueños se encuentra en el cantón noreste de la iglesia Capitular
de El Sagrario de la Catedral de Málaga. Allí se ubicaba la primitiva mezquita aljama.
La Catedral de Málaga, y su entorno, no pueden entenderse sin tener en cuenta
este antecedente (Sauret, 2003: 27).
Son varios los trabajos tendentes a esclarecer los esquemas
de la antigua mezquita mayor de Málaga; dos de los más rigurosos y completos
los de María Dolores Aguilar (1995) y Vidal González Sánchez (1996).
La primitiva mezquita aljama, datada en el siglo IX y
posteriormente ampliada entre los siglos XIII y XIV (Aguilar, 1995: 56), fue
cristianizada una vez que, el 19 de agosto de 1487, las tropas castellanas
entraban en la ciudad y tomaban posesión de ella. El 11 de septiembre, los Reyes
Católicos presidían la Santa Misa en el ya consagrado templo. A este primitivo
edificio sacralizado, que fue sede catedralicia hasta 1588, se la conoce como Iglesia
Vieja.
De aquella mezquita quedan unos mínimos vestigios; algunos,
como los restos del muro de la quibla, ocultos tras la estructura de la
capilla de San Gregorio; otros, como el esquinal que nos ocupa, expuestos al
trasiego de viandantes de la Málaga actual. No hay malagueño, por más hogareño
que éste sea, que no haya pasado por sus inmediaciones, en la mayoría de los
casos y con total probabilidad, sin percatarse de su antigüedad y origen
islámico.
El esquinal marca el límite de la antigua mezquita aljama
por el lado norte, donde se ubica la calle de El Císter, y por el lado este,
siendo parte del actual muro de la puerta de las cadenas (Aguilar, 1995: 57).
Se trata de una esquina construida con piezas de sillar y, en menor medida,
ladrillo intercalado. Presenta un chaflan de 55 centímetros de ancho que se
prolonga desde su base hasta los 4,60 metros de altura, donde el sinuoso
cabezal de doble cuerpo cóncavo encuentra la esquina en forma apuntada.
El esquinal
alcanzaría aproximadamente la mitad de la altura total del edificio, que se
estima entre nueve y diez metros (González, 1996: 93). [Fig. 2]

Fig. 2. Esquinal aljama en la esquina
noreste de la iglesia del Sagrario. Foto Martín Rosas (2024).
Testimonio del urbanismo de la ciudad de Málaga en ese
periodo es el del notario y embajador mallorquín Pere Llitrà
(Barceló), quien acude a visitar a los Reyes a tierras malagueñas encontrándose
presente en la toma de la ciudad. Ya desde Córdoba, el 21 de septiembre de
1487, escribe en catalán a los jurados mallorquines dando cuenta de sus
gestiones y describe Málaga como “[…] no tiene sino dos o tres calles algo
espaciosas porque las demás son tristes y tan estrechas que, en algunas, una
caballería lozana apenas podría rebullirse […] No hay plazas” (González,
1996: 94).
Debemos imaginarnos una ciudad de urbanismo medieval y
trazado laberíntico e intrincado, donde la circulación de carruajes era
dificultosa y la figura de los esquinales achaflanados fundamental para
facilitar la protección de la arquitectura en el giro de carros.
Durante los siguientes siglos XVI, XVII y XVIII la
estructura urbanística del casco histórico malagueño continuará respondiendo
tanto a esquemas medievales como a la ciudad conventual de la Edad Moderna. Los
proyectos sobre la ciudad tendían a embellecerla y sanearla, pero sin
transformar el trazado ya planificado. Por supuesto existían actuaciones
urbanísticas dentro del casco histórico, pero de naturaleza arquitectónica,
sobre los edificios y sus fachadas, no sobre el planteamiento urbano (García,
1995: 24-25). Esta coyuntura nos revela que los cambios urbanos que fue
experimentando la Málaga descrita por Pere Llitrà
continuó necesitando del esquinal como elementos de protección arquitectónica
ante las dificultades que el trazado viario continuaba presentando al tráfico
rodado.
Empecemos a revelar lo que serán conclusiones. La tipología
del esquinal malagueño en los Siglos de Oro será la achaflanada con cabezal
cóncavo, pero ¿por qué esta tipología?
Otras ciudades resolverán el problema de la protección de
esquinas con otras tipologías. Como se mencionó en párrafos anteriores, la
ciudad de Cádiz opta por una protección de fundición; también Málaga pudiera
haber elegido el modelo gaditano. La trama urbana de ambas ciudades, en cuanto
a lo intrincado, no difería en exceso, o al menos, no lo suficiente como para
ser este un aspecto determinante. Si la necesidad de defensa y fortificación en
Cádiz eran mayores que en Málaga, no significa que el puerto malagueño no
debiera ser defendido y, por supuesto, existían en Málaga cañones de desecho
pues, especialmente a partir del siglo XVIII, tras Cádiz y Barcelona, Málaga
contará con el tercer puerto en importancia de España, que, tras el tratado de Utrech y debido a su situación estratégica, debía ser
reforzado militarmente (García., 1995: 24-25). La respuesta de por qué en Cádiz
se protege con cañón y en Málaga con chaflán se encuentra en un aspecto
idiosincrático, en la costumbre, lo vernacular y en
la tradición constructiva. Mientras que Cádiz contaba con una tradicional
relación con el Arma de Artillería (Ramos, 2012: 159), en la ciudad de Málaga,
al menos desde el siglo XIII, quizás desde el siglo IX, sus ciudadanos tienen
como modelo, en pleno centro de su ciudad, un monumental esquinal achaflanado
en piedra y ladrillo que servirá de modelo hasta finales del XVIII y principios
del XIX.
3.3.
La tipología achaflanada, siguiendo el modelo aljama. Iconografías,
decoraciones y significados
El esquinal malagueño de la Edad Moderna seguirá el modelo
achaflanado de la antigua mezquita aljama, con finalización en cabezal
cóncavo apuntado. Si bien es un patrón que se repite tanto en edificios de
índole tanto civil como religioso, estos últimos utilizan el mismo de manera
casi exclusiva, eliminando el segundo de los cuerpos del cabezal aljama,
simplificando el mismo y decorándolo con iconografía cristiana. La utilización
de esta tipología en las esquinas del Palacio Episcopal, de la iglesia de la Concepción,
de la iglesia de San Julián, en la fachada de la entrada principal de la
iglesia de Los Mártires, en el convento de las Catalinas y en el Santuario de
La Victoria nos indica el grado de preponderancia que el modelo aljama tuvo
para el clero. La reconversión de la antigua mezquita en `Iglesia Vieja´,
y su funcionalidad como Catedral desde 1487 a 1588 (Sauret,
2003: 27) generó en el clero una asimilación de su modelo de esquinal.
La sociedad de los Siglos de Oro estaba fuertemente imbuida
por la religión, tanto en la esfera pública como en la privada. A finales del
siglo XV la sacralización del espacio urbano tenía como objetivo la
superposición cultural sobre la ciudad reconquistada (García, 1995: 79) pero la
Reforma trajo consigo nuevas necesidades espirituales y una desinhibida
incontinencia pasional (Sánchez, 2021a: 23). En este sentido, la iconografía de
la cruz se convierte en el principal referente instrumental y de culto (Sánchez,
2021b: 25). Este parece ser el motivo principal de la presencia de la
iconografía de la cruz sobre el Monte Calvario en diferentes esquinales
malagueños. Encontramos esta decoración en la parte trasera del Palacio
Episcopal, en la intercepción de las calles Santa María y Fresca, en la fachada
de la iglesia de la Concepción y en el esquinal sur oeste del Santuario de La
Victoria. [Fig. 3]

Fig. 3.
La iconología de la cruz sobre Monte Calvario en los esquinales calle Mártires
y Andrés Pérez. Fotografías Martín Rosas (2024).
La reducida calle
Francisco de Rioja nos traslada a principios del siglo
XVIII, el muro lateral norte de la iglesia de la Concepción, edificada con la
técnica del opus latericium (Rodríguez, 2000: 368), dependiente
originariamente de la orden de los Clérigos Menores, quienes la construyen
entre 1701 y 1710 (Camacho, 1992: 263), nos ofrece un conjunto de doble
esquinal de sillería. En su intercepción con calle Nueva, en la época la de
mayor tráfico del viario malagueño (García, 1995: 84), se repite la iconografía
de la cruz y, en su esquina con la plaza de Las Flores, el cabezal se decora
con un motivo avenerado, alegoría de maternidad de
María en alusión a la consagración de este templo a la advocación de La
Concepción. Sobre este esquinal, una placa histórica del siglo XVIII de
cerámica vidriada con fondo blanco y texto en azul (Santana y Corbacho, 2022),
señala la primitiva denominación de la Calle de la Concepción. [Fig. 4]

Fig.
4. Esquinales y placa nomenclátor
iglesia La Concepción. Fotografías Martín Rosas (2020).
La iconografía de
la cruz no es monopolio del edificio religioso; en el proceso de sacralización
del entramado viario fue fundamental la promoción y devoción privada (García,
1995: 84). Podemos encontrar esquinales civiles con cruces esculpidas en el
número 21 de calle Pozos Dulces, en la antigua Casa del Niño Jesús, o en
la esquina de la plazuela de San Juan de Dios. La presencia de la imagen
religiosa en el espacio público de los Siglos de Oro está íntimamente
relacionada, entre otras, con los conceptos sinónimos de policía urbana
u orden público. La criminalidad y la presencia de malhechores, rufianes
y desocupados en la Málaga del XVI quedó rigurosamente documentada por Esther
Cruces Blanco (1995). La violencia injustificada asociada al crimen era
ejercida por aquellos que llevaban una vida irregular y ociosa, sin domicilio
fijo y dedicados a vagabundear (Cruces, 1995: 133).
En una sociedad
marcada por un clima maravillosista, la imagen genera
una sugestión exaltada y reacciones personales que inducen a creer en
apariciones, prodigios, arrebatos o misticismos (Sánchez, 2021b: 24). En este
contexto la presencia de la cruz en la vía pública, en espacios angostos,
sucios y hediondos, según la tónica urbana de esos siglos (García, 1995: 82),
propicios a actos de violencia, simboliza la presencia de Dios y se erige en
icono de solidez frente a la inseguridad ciudadana que inculca el miedo al
castigo eterno del malhechor y a la esperanza en el auxilio divino al buen
creyente (Sánchez, 2021b: 24).
La tipología aljama es la utilizada en los cuatro
esquinales del convento de Aurora María y Divina Providencia (vulgo catalinas) (Rodríguez., 2000: 181). La
retranqueada portada de su iglesia genera un doble esquinal de piedra caliza
blanca, ambos en la calle Andrés Pérez, el primero en el cuerpo de la torre y
el segundo en la portada, en la intersección con calle Arco de la Cabeza. El
profesor Rodríguez Marín los definió como “[…] unos chaflanes de piedra en los
que se han labrado en relieve el escudo de la orden dominica y el perro con la
antorcha encendida en la boca alusivos a Santo Domingo” (2000: 189). No se
refiere al tercero de los esquinales decorados, el de la intersección de las
calles Arco de la Cabeza con el pasaje Gordón, en la parte trasera del edificio
conventual, decorado con una sencilla flor de lis; tradicionalmente la iglesia
católica ha utilizado esta iconografía como símbolo mariano. Finalmente,
reseñable por su pequeño tamaño y aislamiento en el entramado urbano, la
esquina sureste del convento, coincidente hoy con el espacio abierto de la
plaza del Pericón, antaño con total seguridad un viario más constreñido y
angosto, se protegía con un párvulo esquinal de tres piezas achaflanadas, sin
decoración alguna, pero con cabezal ligeramente resaltado y apuntado. [Fig.
5]

Fig. 5. Esquinales convento Las Catalinas.
Fotografías Martín Rosas (2024).
El esquinal aljama de la `Iglesia Vieja´ carece de
decoración, su modelo simplificado es tomado para la protección de los
esquinales de la iglesia de San J5ulián. Rosario Camacho describe la fachada
como “de mampostería y ladrillo con sillares en las esquinas” (1992: 273).
Debemos añadir que esas esquinas son, siguiendo la tipología del corpus de
esquinales malagueños del XVII y XVIII, achaflanados y con cabezales apuntados
sin decoración. Curiosamente, en el muro lateral este, justo bajo el chaflán,
ligeramente desplazado con respecto a la esquina, lo suficiente como para que
no podamos definirlo como guardacantón, aún se conserva un castigado marmolillo
adosado a la pared, el único en esa manzana, testigo mudo de la dificultad que
debió significar el tráfico rodado en ese punto, tanto como para necesitar un
doble elemento de protección que garantizara el cuidado de los cocheros a su
paso.
Otro punto de especial de interés para este modelo
tipológico es la iglesia de los Santos Mártires Ciriaco y Paula.
Fundada por los Reyes Católicos, en sus orígenes tuvo una
estética gótico mudéjar con arcos apuntados (Camacho, 1992: 265). Las reformas
sufridas en el XVIII eliminaron este estilo, que aún puede observarse en los
esquinales de la fachada lateral. El retranqueo de su portada conforma dos
esquinales, protegidos mediante dos vastos chaflanes, de 253 centímetros de
altura por 42 centímetros de ancho, que finalizan en cabecera marcadamente
cóncava generando terminaciones ojivales. El cuerpo de la torre, que había
colapsado en el terremoto de 1567, se encontraba nuevamente en estado de ruina
en 1680 siendo finalmente remodelado en el XVIII, reforma integral que afectó a
todo el templo (Camacho, 1992: 269). Desconocemos si los esquinales de sillería
de este cuerpo del campanario son originales del XVI, por supervivencia de la
base del campanario, o si ésta se erigió de nueva planta en el proceso de
rehabilitación dieciochesco. Sea como fuere, sus dos esquinales de sillería
siguen el modelo aljama de chaflán y cabecera cóncava apuntada, en este
caso, sin decoración.
Continuando con esta tipología aljama de chaflan con
cabezal apuntado, debemos visitar dos localizaciones, distanciadas entre sí,
pero con denominadores comunes; esquinales ambos pertenecientes a edificios de
naturaleza civil y residencial que, por cuestiones desconocidas, fueron
decorados con el escudo de la orden de los Carmelitas Descalzos.
Ubicamos a estos esquinales en la denominada popularmente
como Casa del Indiano, en calle Torregorda
número 3, cruce de calles con Panaderos y en calle Compañía número 29, cruce
con calle Fajardo. El primero de estos edificios, de evidente naturaleza
residencial, se edificó en el siglo XVIII promovido por un vecino de la
localidad, quien, a su vuelta de las américas, afincó en este emplazamiento su
hogar. Se trata de un edificio de tipología decimonónica con abundante
arquitectura fingida mediante pintura mural, en la que también se representan
tondos enmarcados en motivos vegetales donde pueden observarse diferentes
tesituras de la estancia en América. Su esquinal protege el edificio con cuatro
piezas de sillar de piedra caliza blanca achaflanada con terminación en cabezal
apuntado decorado con el escudo carmelita enmarcado en un medallón formado por
tornapuntas y motivos vegetales. [Fig.
6]

Fig. 6. Detalles de las decoraciones de los
esquinales de las calles Torregorda 3 y Compañía 29.
Fotografías Martín Rosas (2024).
El edificio de calle Compañía número 29, es igualmente un
inmueble con trazas dieciochescas en su fachada, aunque profusamente alterado
mediante rehabilitaciones modernas. Su esquinal, que protege el giro con calle
Fajardo, se compone de doce piezas con chaflán en cuyo cabezal apuntado se
esculpe un escudo carmelita que, a diferencia del de calle Torregorda,
carece de enmarcado oval presentándose en formas más simplificadas.
No era un hecho extraño que los conventos tuvieran casas de
hospicio para habitación de religiosos, huéspedes o limosna, algunas de ellas,
como la que el convento de La Victoria tenía en Puerta Mar a principios del
XVII (García, 1995: 80). La orden de los Carmelitas Descalzos se afincó en
Málaga a partir de 1583, año de la visita del padre fray Gabriel de la
Concepción, a quien Felipe II confirmó la cesión de la iglesia de San Andrés y
su huerto en Los Percheles. En la segunda década del XVIII los duques de Haro
eran patronos del convento de San Andrés, ubicado a cierta distancia de los
edificios estudiados. Tenemos constancia de la importancia del convento, desde
su propia fundación, como elemento dinamizador del urbanismo de Los Percheles,
pero no de posesiones intramuros. Dejamos abierta la hipótesis de
eventuales propiedades de la orden o de personalidades con estrecha relación
con la misma, pues no debemos de dejar de tener presente el papel fundamental
de la devoción privada en la sacralización del espacio urbano (García, 1981:
196).
La tipología achaflanada con terminación apuntada se repite
en numerosas esquinas del centro histórico de Málaga; enumerar cada una de
ellas dinamitaría el marco espacial de este documento.
Sin embargo, no podemos finalizar la tipología aljama
sin hacer mención al Palacio Solecio,
ubicado en calle Granada número 61, una de las obras más importantes de la
arquitectura civil ilustrada (Camacho, 1992: 165). Promovido en la última
década del siglo XVIII por Félix Solesio, comerciante
de papel y naipero de origen italiano, afincado en Málaga
por su relación con la familia Gálvez, quienes lo habían designado como
asentista de la Real Fábrica de Naipes de Macharaviaya
(Camacho, 1992: 166) para llevar a buen puerto la empresa de fabricación y
exportación de naipes al continente americano.
El palacio se atribuye a José Martín de Aldehuela, quien
proyectó un edificio señorial con fachada retranqueada formando una L (Camacho,
1992: 166), creando así un pequeño espacio urbano entre su fachada principal y
la enfrentada iglesia de Santiago donde poder girar los carruajes.
Su polémica y cuestionada contemporánea transformación en
hotel sí respetó los esquinales del edificio que hoy se encuentran puestos en
valor. El esquinal norte, que protege el giro con la calle Tomás de Cozar, se compone de cuatro piezas de caliza blanca
achaflanadas sobre zócalo; su terminación de cabezal apuntado se decora con una
pequeña cornucopia conformada por flores de lis y otros motivos vegetales. El
esquinal sur se construye con cinco piezas de caliza blanca achaflanadas sobre
zócalo, y decoradas en cabezal apuntado con el escudo de la familia Solecio. Para
finalizar, la portada sur, un sobrio vano adintelado con marcada cornisa
clásica, se encuentra delicadamente achaflanada a ambos lados del perfil
exterior con unas discretas medidas de 133 centímetros de altura y sólo 7
centímetros de ancho. [Fig.
7]

Fig. 7. Esquinales decorados del palacio Solecio en calle Granada.
4. Conclusiones
El análisis detallado de las
observaciones realizadas durante recorridos casuales por el centro histórico de
Málaga permitía deducir que los esquinales constituyen la tipología
predominante entre los elementos de protección arquitectónica utilizados en Málaga
durante la Edad Moderna. La investigación llevada a cabo ha corroborado la
relevancia de este elemento patrimonial en el desarrollo urbano de Málaga
durante los Siglos de Oro, además de confirmar la preponderancia del símbolo
religioso en general y de la cruz en particular como elementos decorativos
tanto en edificaciones religiosas como civiles.
El modelo aljama,
debido a su antigüedad, solidez, monumentalidad y ubicación en la estructura
urbana, ha sido una referencia emblemática desde finales de la Edad Media y
durante toda la Edad Moderna. Se puede concluir que, en una ciudad conventual
como la Málaga de aquella época, donde la religión influía profundamente en
todos los aspectos sociales, la necesidad de decorar el cabezal de los
esquinales malagueños con símbolos religiosos respondía a la intención de
sacralizar un modelo originario procedente de la tradición musulmana.
Es necesario, como complemento a este estudio, seguir
analizando guardacantones y marmolillos para obtener una visión completa del
conjunto de estos elementos de protección de nuestros edificios. Este análisis
se podrá realizar en una futura ocasión.
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[1] Disponible
en: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ruta-urbana-guardacantones-malaguenos-malaga-160172083?utm_medium=app&utm_campaign=share&utm_source=2973412 [Consulta 06-06-2024]